Carlos Fuentes, una vida entera dedicada a la literatura
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Vuelve Eduardo Mendoza con su loco detective
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El dinero no lo es todo
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La rebelión frustrada
El propio autor, George Orwell, estuvo políticamente comprometido ante las injusticias que se producían en la difícil época que le toco vivir. Este escritor británico, de origen indio, posee una forma de escribir ligera, directa, llega fácilmente al público por su prosa viva. Sin preocuparse por la palabra, sólo de la narración. Rebelión en la granja fue la obra que le dio a conocer como escritor, su obra de madurez.
“Mientras Clover miraba ladera abajo, se le llenaron los ojos de lágrimas. […] Si ella hubiera concebido un cuadro del futuro, sería el de una sociedad de animales liberados del hambre y del látigo, todos iguales”. Esto es ese recuerdo de lo que iba a ser y no fue, de la rebelión frustrada. Es el reflejo de lo que en un principio todos los animales de la “Granja Animal” creían que podían llegar a conseguir: vivir en libertad y en total armonía. La rebelión era un símbolo de la victoria de trabajadores sobre la clase dominante. El abuso de poder provoca la degradación del sistema. Nadie cabía esperar lo que el futuro les trajo. ¿Si hubiese sabido el Viejo Mayor las consecuencias de la rebelión cuando emitió el discurso, se hubiera negado a iniciarla? ¿O hubiera seguido a pesar de todo?
El libro plantea el eterno dilema. ¿Se puede vivir sin el abuso de poder de aquellos que lo poseen? Para poder vivir en libertad e igualdad se empieza por la equidad en el poder. Ante todo, la sociedad viviría mejor si la mayor preocupación fuera el prójimo y no uno mismo.
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Los libros de una gran serie
Elisabet Jiménez
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No eran más que niños
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Una canción desesperada
El río anuda al mar su lamento obstinado.
Abandonado como los muelles en el alba.
Es la hora de partir, oh abandonado!
Sobre mi corazón llueven frías corolas.
Oh sentina de escombros, feroz cueva de náufragos!
En ti se acumularon las guerras y los vuelos.
De ti alzaron las alas los pájaros del canto.
Todo te lo tragaste, como la lejanía.
Como el mar, como el tiempo. Todo en ti fue naufragio!
Era la alegre hora del asalto y el beso.
La hora del estupor que ardía como un faro.
Ansiedad de piloto, furia de buzo ciego,
turbia embriaguez de amor, todo en ti fue naufragio!
En la infancia de niebla mi alma alada y herida.
Descubridor perdido, todo en ti fue naufragio!
Te ceñiste al dolor, te agarraste al deseo.
Te tumbó la tristeza, todo en ti fue naufragio!
Hice retroceder la muralla de sombra,
anduve más allá del deseo y del acto.
Oh carne, carne mía, mujer que amé y perdí,
a ti en esta hora húmeda, evoco y hago canto.
Como un vaso albergaste la infinita ternura,
y el infinito olvido te trizó como a un vaso.
Era la negra, negra soledad de las islas,
y allí, mujer de amor, me acogieron tus brazos.
Era la sed y el hambre, y tú fuiste la fruta.
Era el duelo y las ruinas, y tú fuiste el milagro.
Ah mujer, no sé cómo pudiste contenerme
en la tierra de tu alma, y en la cruz de tus brazos!
Mi deseo de ti fue el más terrible y corto,
el más revuelto y ebrio, el más tirante y ávido.
Cementerio de besos, aún hay fuego en tus tumbas,
aún los racimos arden picoteados de pájaros.
Oh la boca mordida, oh los besados miembros,
oh los hambrientos dientes, oh los cuerpos trenzados.
Oh la cópula loca de esperanza y esfuerzo
en que nos anudamos y nos desesperamos.
Y la ternura, leve como el agua y la harina.
Y la palabra apenas comenzada en los labios.
Ese fue mi destino y en él viajó mi anhelo,
y en él cayó mi anhelo, todo en ti fue naufragio!
Oh, sentina de escombros, en ti todo caía,
qué dolor no exprimiste, qué olas no te ahogaron!
De tumbo en tumbo aún llameaste y cantaste.
De pie como un marino en la proa de un barco.
Aún floreciste en cantos, aún rompiste en corrientes.
Oh sentina de escombros, pozo abierto y amargo.
Pálido buzo ciego, desventurado hondero,
descubridor perdido, todo en ti fue naufragio!
Es la hora de partir, la dura y fría hora
que la noche sujeta a todo horario.
El cinturón ruidoso del mar ciñe la costa.
Surgen frías estrellas, emigran negros pájaros.
Abandonado como los muelles en el alba.
Sólo la sombra trémula se retuerce en mis manos.
Ah más allá de todo. Ah más allá de todo.
Es la hora de partir. Oh abandonado!
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Mi inseparable amiga
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Una gran biblioteca al aire libre
Participar en el bookcrossing es muy sencillo y gratuito. Si se quiere liberar o “donar” a la causa un libro, solamente se tiene que registrar el ejemplar en la página web oficial para conseguir un número de identificación de bookcrossing o BCID. Tras su registro, se deja en un lugar público y ya está. Así de fácil.
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El día “D”
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