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Violencia versus violencia

Pequeños drugos, resulta difícil escribir a estas alturas algo novedoso sobre La naranja mecánica. Tan solo hace falta hacer un clic en algún motor de búsqueda de internet para que aparezcan en pantalla innumerables páginas que hablan sobre ella. Aunque pensándolo bien, ¡oh hermanos míos! también es cierto que muchos de vosotros la conocéis a través de la película de Stanley Kubrick, pero no habéis tenido la ocasión o las ganas de leer la versión escrita.

La naranja mecánica supone una ruptura de la conciencia colectiva e invita a reflexionar sobre la libertad que tiene el ser humano para decidir entre el bien y el mal. El escritor británico Anthony Burgess critica la realidad violenta de una sociedad falta de ética y moral a través de Álex, un joven que junto a tres amigos, o drugos, disfruta con la crueldad y la destrucción. Tras violar a una mujer de un famoso escritor, nuestro protagonista es detenido y llevado a un centro de rehabilitación. Allí será partícipe de un novedoso método de reinserción social.

Los primeros capítulos se leen con dificultad por el tipo de lenguaje que utilizan los protagonistas. No os preocupéis mis estimados chelovecos porque para facilitar la lectura de la historia el libro contiene un diccionario que, poco a poco, iréis utilizando con menor frecuencia, ya lo veréis. La jerga utilizada por Álex y sus secuaces es el nadsat, una versión rusificada del inglés que fue concebida, según su autor, para amortiguar la cruda respuesta que se espera de la pornografía.

La novela de Burgess siempre ha estado acompañada de cierta polémica. Al margen del argumento, tachado de fomentar la violencia, su publicación en Estados Unidos conllevó una fuerte crítica por parte del autor, que acusó a sus editores en Nueva York de sacarla a la venta eliminando el último capítulo, y por tanto, modificando de manera sustancial el final de la historia. Posteriormente, se decidió publicarla en el resto del mundo incluyendo ese capítulo 21. Así que hay dos versiones, la estadounidense y la mundial. El público es el que decide cuál es la mejor. Yo, por ahora, me reservo mi opinión.

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